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Sismos

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Uno de sus objetivos fundamentales es el monitoreo sísmico permanente de la actividad de origen tectónico y volcánico del territorio nacional.

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Volcanes

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Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías.

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Instrumentos

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La tecnología comprende un conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. No es de sorprenderse que a diario aparezcan nuevas técnicas y revolucionarias teorías que permitan que la tecnología avance a pasos agigantados, facilitando procesos y resolviendo problemas dentro de diversas áreas del quehacer de la comunidad en general.


Desde su creación, el IG ha visto la necesidad de utilizar instrumentos que le permitan realizar una precisa vigilancia tanto en sísmica como en varios otros parámetros relacionados al vulcanismo.

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Los sismos que sacuden a Santa Rosa desde julio último son causados por la activación de fallas secundarias de la de Jalpatagua y es improbable que sea por el surgimiento de algún volcán, informó el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).

Luis Alberto Arriola, analista del Departamento de Sismología del Insivumeh, explicó que según los estudios efectuados, los sismos que afectan a Santa Rosa son de origen tectónico, y no por activación volcánica.

Destacó que es imposible y se descarta que se esté formando un volcán en el área donde se originan los temblores, en Santa María Ixhuatán, donde se rumora que se escuchan ruidos extraños y retumbos en el cerro Cruz Quemada.

El sismólogo refirió que ese cerro es de origen volcánico, pero tiene más de dos millones de años sin actividad, y para que se convierta en volcán debe tener un máximo de 10 mil años, lo cual hace que se descarte la posibilidad del surgimiento de un volcán.

De acuerdo con Arriola, los sismos son originados por fallas geológicas secundarias, que no están directamente relacionadas con la falla de Jalpatagua.

Añadió que los temblores en Santa Rosa continuarán, ya que no hay tecnología que pueda predecir por cuánto tiempo seguirán ni de qué magnitud serán.

Según los registros del Insivumeh, desde el 19 de julio hasta el viernes último se habían producido en Santa Rosa tres mil 181 sismos, sensibles solo para los instrumentos, de los cuales, 29 fueron sensibles para los pobladores. Estos fenómenos han sido de 3 a 4.5 grados en la escala Richter, aunque la población que habita en el área de los epicentros asegura que han percibido más de mil temblores.

También se informó que en lo que va del año han ocurrido tres mil 894 sismos en todo el país, de los cuales, 66 han sido sensibles y algunos muy intensos, todos de origen tectónico.

Fuente: http://www.prensalibre.com/santa_rosa/Insivumeh-descarta-formacion-volcan_0_545945427.html

El sábado 23 de diciembre de 1972, a las 00:35 (hora local) la ciudad de Managua, capital de Nicaragua,  fue sacudida por un fuerte sismo de 6,2 en la escala de Richter. El sismo, cuyo epicentro se localizó en el lago Xolotlán, tuvo una profundidad de solo 5 kilómetros, destruyó el centro y vastas áreas de esta ciudad. Aproximadamente cinco mil muertos, 20 mil heridos y 250 mil personas sin hogar fueron el resultado de este terremoto.

 

Rescatistas buscan a sobrevivientes en Managua

 

A continuación traducimos una nota publicada en la página del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), una de las pocas fuentes científicas que existen en la web sobre este terremoto.

 

El terremoto de magnitud 6,2 fue uno de los peores desastres del año 1972 –y el más letal registrado en el hemisferio occidental arriba de Sudamérica. Ocurrió el 23 de diciembre cuando un fuerte movimiento destruyó la mayor parte de la capital nicaragüense, Managua.

 

Aunque cientos de replicas fueron reportadas, solo dos excedieron la magnitud 5 y éstos ocurrieron dentro de una hora después al principal terremoto.

 

Managua sufrió un desastroso terremoto en 1931 cuando 2 mil personas resultaron muertas. Un sismo de magnitud 4,5 dañó varios cientos de casas en 1968.

 


Desde el aire, Managua parecía una ciudad sitiada. Enormes llamas emergían desde su destruido centro. Personas y carros corrían enloquecidos a través de montones de escombros en todas direcciones buscando a sus familiares y pertenencias.  Para aquellos que podían recordar el 31 de marzo de 1931 ésta fue solo otra visita de un viejo enemigo, la primera recurrencia de una pesadilla sísmica 41 años después.

El terremoto que golpeó la capital de Nicaragua cerca de la medianoche del 23 de diciembre partió el suelo, las calles y las estructuras con sus grandes ondas y transformó la mayor ciudad de toda América Central en un campo de ruinas. Aunque no fue un sismo de magnitud tan grande, el terremoto de Nicaragua tuvo un foco superficial virtualmente debajo de la ciudad, de modo que mucha de la energía sísmica disipada tuvo que ser absorbida por Managua.

Por cerca de un día, la enmudecida ciudad permaneció en un silencio de muerte, aislada del mundo excepto por ocasionales reportes recibidos por radioaficionados antes de que la luz eléctrica de Managua se cayera por completo. Entonces, en tanto las agencias de socorro en las naciones americanas y el mundo entero empezaron a trabajar, desesperanzadores reportes empezaron a llegar. Dos terceras partes de los 325 mil residentes de Managua fueron desplazados, y tres cuartas partes de la ciudad fueron sacudidas hasta hallarse casi en escombros. Peor aún, los vientos de la estación seca habían esparcido el fuego por la ciudad, y el golpe del sismo incendió los hornos eléctricos y las líneas de distribución de gas, además de romper los cables eléctricos. El hambruna y las enfermedades persiguieron a los sobrevivientes.

Un número entre 3 mil y 7 mil personas resultaron muertas por el terremoto y aproximadamente 15 mil fueron heridas. El cuadro completo tal vez nunca se conozca, el miedo a una epidemia causada por los cuerpos descompuestos, despedazados y sepultados por doquier llevó a las autoridades a declarar camposantos las áreas más afectadas. En términos de muertes, este parece haber sido el peor desastre sísmico jamás registrado para el hemisferio occidental sobre Sudamérica. Hasta el evento de Managua, el peor terremoto registrado para esta parte del mundo fue un movimiento telúrico en Kingston, Jamaica, que en 1692 mató a más de 2 mil personas.

 

Más información en

http://earthquake.usgs.gov/earthquakes/world/events/1972_12_23.php

http://www.manfut.org/managua/terremoto72.html

 

 

MADRID, 09 (SERVIMEDIA)

Cerca de 600.000 haitianos permanecen en campos de desplazados en la actualidad y aún no se ha retirado ni el 25% de los escombros provocados por el terremoto de hace dos años, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Así lo comunicó este lunes Misiones Salesianas, con motivo del segundo aniversario del seísmo que el 12 de enero de 2010 asoló el país caribeño.

Más del 80% de la población haitiana vivía en la pobreza antes del terremoto y la mitad no sabía leer ni escribir, recordaron los misioneros, para quienes “Haití no es un país destrozado por el terremoto de enero, sino un país expoliado desde mucho antes”. Sin embargo, se trata de un pueblo “fuerte y el terremoto nos da la oportunidad de hacer un país mejor”, agregan.

Como dato positivo señalaron que más de 23.000 niños y jóvenes y unos 1.200 profesores ya han vuelto a las aulas en los centros educativos salesianos de Haití.

Por ejemplo, más de 850 niños van a la escuela de Cap Haitien, otros 145 jóvenes estudian en la escuela agrícola, 120 alumnos aprenden distintos oficios, como albañilería, carpintería o enfermería en Fort Liberté, y más de 1.000 niños y jóvenes podrán formarse en el centro de Gressier, que el pasado mes de octubre visitó la reina doña Sofía.

(SERVIMEDIA)

09-ENE-12

AGQ/caa

 

Fuente: http://ecodiario.eleconomista.es/sociedad/noticias/3655572/01/12/haiti-tres-cuartas-partes-de-los-escombros-siguen-sin-retirarse-dos-anos-despues-del-terremoto.html

Por www.elpais.com.co y EFE

Casi un año después del terremoto que devastó Haití, 380 000 niños y más de 400 mil adultos continúan viviendo en campamentos temporales donde reina el hacinamiento. Estos albergues concentran a más de un millón de personas, pese a la masiva movilización internacional en favor de ese país.

Un informe del Fondo Mundial de la Infancia, Unicef, dependiente de Naciones Unidas, afirmó este viernes que las víctimas del sismo están repartidas en 1.200 asentamientos provisionales, aunque sólo el 9% de éstos cobija a más de la mitad de la población desplazada.

"La otra mitad se encuentra, literalmente, dispersa en cientos de sitios con menos de un millar de personas, lo que convierte al desplazamiento en una situación compleja en sí misma", reconoció el organismo.

El terremoto del 12 de enero del año pasado, que causó unos 316 000 muertos, afectó a una población infantil que ya estaba privada de sus derechos más básicos.

“Es muy decepcionante la situación en la que se encuentra Haití, un año después del terremoto con miles de personas viviendo en tiendas de campaña en condiciones deplorables de dignidad humana y de higiene.” Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam.

Según datos de Unicef, cuando ocurrió el desastre sólo la mitad de niños tenía acceso a la educación primaria, sólo una quinta parte llegaba a la secundaria y apenas el 2% de alumnos terminaba este nivel, en tanto que uno de cada cinco niños entre 5 y 14 años trabajaba.

En cuando a servicios básicos, la mayor parte de la población carecía de los más elementales: sólo uno de cada cinco haitianos tenía acceso a instalaciones sanitarias y, de hecho, Haití era uno de los pocos países del mundo donde este indicador había empeorado en los últimos años, explicó la portavoz del Unicef en Ginebra, Marixie Mercado.

Históricamente, Haití también ha sido uno de los países con mayor desigualdad de ingresos y, según los datos vigentes antes del terremoto, la mitad de la población vivía con menos de un dólar al día.

Usos y abusos de Haití: un especial de Rebelión.org

Puerto Príncipe. AFP
Haití / Publicado en El Comercio el 10 de enero de 2011
"Estaremos aquí por un largo tiempo aún, tal vez no salgamos jamás”, dice Idamente, una madre de 10 hijos,  que continúa “alojada” en el mismo estadio, ubicado en el suburbio de Puerto Príncipe un año después del terremoto que devastó la capital haitiana.
Un niño camina por un campo de refugiados, expuesto al cólera por el agua contaminada. Foto:Noticiassin.com

Cifra

USD 1 200 millones fueron transferidos de los USD 5 300 millones prometidos para los dos años.


Esta mujer de  50 años vive a la sombra de la iglesia Santa Teresa de Pétion-Ville, destruida por el temblor que causó la muerte de al menos 220 000 personas en el país más pobre de América.

Cerca de ella, dos niños corren, gritan y juegan a hacer girar una vieja silla en la entrada del pequeño estadio de fútbol que alberga desde hace un año a cientos de personas sin techo.

La eficacia de las ONG en Haití está en cuestión

Los centenares de organizaciones humanitarias que llegaron a Haití tras el terremoto del 12 de enero del 2010 siguen desarrollando un papel fundamental pero algunos dudan de su eficacia y les reprochan haber puesto al país bajo tutela.

“Haití es un Estado ONG. Nadie conoce con exactitud el número de asociaciones que hay, ni lo que hacen, ni lo que gastan”, se lamenta Karl Jea-Louis, responsable del observatorio ciudadano de las acciones de los poderes públicos (Ocaph) .

Su organización, que vigila el impacto de la ayuda internacional, reclama que las organizaciones humanitarias abandonen el país de forma progresiva.

“El país está controlado por las ONG, es una situación intolerable”, dice un funcionario haitiano que pide el anonimato, mientras la Cruz Roja de Haití habla de “resultados moderados”.
“¿Las ONG han sido  eficaces? La ayuda humanitaria fue necesaria, pero el resultado ha sido mitigado”, afirma Michaelle Amédée Gédéon, presidenta de la asociación. “Las ONG, en Puerto Príncipe sobre todo, son la condición para sobrevivir. La catástrofe solo intensificó la dependencia en la ayuda internacional”, dice Pierre Salignon, de Médicos del Mundo.

Las lonas bajo las cuales se cobijan las familias están ajadas y descoloridas. Pero la gente no se ha movido. Al contrario, el parque cuenta con nuevos ocupantes. Incluso la familia de Idamente se agrandó con el nacimiento de Milona, hace  3 meses.  “Fue concebida aquí”, dice la madre, cuyo hijo mayor tiene 28 años.

A pesar de la masiva intervención de las asociaciones humanitarias, Idamente no vislumbra mejorías en su “miserable” existencia. “Estamos a la gracia de extranjeros que quieren hacer cosas, pero el Gobierno no tiene proyectos para nosotros”, dice la mujer con desolación.

Más lejos se ve a unas mujeres atareadas detrás de sus pequeños comercios instalados de cualquier modo. Cerca, un hombre pedalea con energía en una máquina de coser. “Fue hace un año, pero nadie lo olvida”, dice Alfred Louis Dès, sastre de profesión.  “Yo retomé mi oficio tiempo después de la catástrofe. Tengo una familia que alimentar, debo asegurar la escolaridad de mis hijos”, dice Alfred, de 57 años.

Llegado a este lugar al día siguiente del sismo, este padre de seis hijos recuerda los primeros momentos casi sin emoción.

“Durante el sismo yo gritaba ‘la sangre de Jesús’ y unos momentos después descubrí mi pequeña casa derrumbada y mi familia dispersada”, dice y que recuerda la enorme muchedumbre presente en el estadio a su llegada.

Alfred podría pasarse horas contando su historia, como para desahogarse. Con una sonrisa sin dientes, recuerda los momentos más difíciles: “Las temporadas de lluvias, dormíamos parados y nos empapábamos. Gracias a Dios todavía estamos vivos”, comenta, condenando a las autoridades, “esa gente de mala fe que no ha hecho nada para cambiar nuestra situación. No deberíamos seguir en el mismo lugar”.
Su hija Marie-Flore, de 25 años, también se encomienda a Dios, aunque reconoce que estuvo a punto de perder la fe con el shock del sismo.  “Retomé el camino de la fe y creo que solo Jesús a su regreso cambiará Haití”.